La homosexualidad es un tema supercomplejo y que no es tan blanco y negro como te pueden hacer creer. No hablamos solo de si es pecado o no sino si es identidad o no. Voy a leerte tres cartas testimoniales y luego nos metemos en el tema.

Hola,

Me llamo Rubén y esta es mi historia: nací y crecí en una familia católica no practicante. Me bautizaron de pequeño y también hice la primera comunión, pero hasta ahí llegan las veces que he pisado la iglesia de roma. Mi padre es un hombre… complicado. Ha pasado la mayor parte de su vida trabajando duro, demasiado duro. Lo entiendo, viene de un contexto de pobreza y se ha jurado a sí mismo no ser pobre nunca, pero eso lo lleva a tener dos trabajos. Obviamente no lo veía mucho y cuando lo veía, estaba siempre pegado a la tele viendo fútbol y bebiendo cerveza. No es mal hombre, simplemente ha estado ausente toda mi vida.

Mi madre es una persona también complicada. Mi hermana y yo bromeábamos que cuando nos regañaba ponía voz de papá y cuando nos premiaba, ponía voz de mamá. Ha hecho lo mejor que ha podido para educarnos en solitario a mi hermana y a mí.

Cuando tenía 14 años estaba con mis amigos y uno de los mayores del grupo me dijo que tenía que hablar conmigo. Fuimos al baño para tener privacidad y ahí empezó a acariciarme y a besarme. Estaba en shock, me quedé como paralizado y mi amigo, avergonzado por mi falta de respuesta, salió corriendo, dejándome solo con mis pensamientos y sensaciones.

La verdad, nunca había sentido nada parecido. Sé que mi madre y mi hermana me aman y eso siempre ha cubierto mis necesidades afectivas de mujeres, pero nunca había pensado que un hombre también podía amarme. Pasé más de una semana rozándome los labios con la mano y pensando si lo que me había pasado era normal o no. Pero me estaba engañando a mí mismo. Una vez que lo había probado, despertó en mí una sensaciones que no conocía.. y quería más. Lo demás es historia: me gustan los hombres mayores porque sustituyen la ausencia paternal, pero lo sé, soy consciente y lo acepto, es parte de mí. Desde los 14 soy homosexual.

Hola,

Me llamo Óscar y mi infancia fue dura. Mi madre es soltera y soy hijo único. Pero tanto ella como mi abuela y mi tía Juani siempre han estado ahí para ayudarme con los deberes, con las tareas y con los juegos. Mi madre ha tenido varios novios, pero nunca nadie que realmente le llenase el corazón. Me da mucha pena porque es una mujer genial que mucho ha hecho y mucho le debo.

Un día estaba en la playa con un grupo de amigos. Nos escapamos para hacer botellón entre muchos aprovechando la hoguera de San Juan. Tras nosecuantas cubatas hicimos el típico juego de besarnos con quien tocase cuando girabas la botella. A mí me gustaba Paula, pero la botella no paró donde estaba ella, sino que paró con Miguel. Todos empezaron a burlarse, pero estoy acostumbrado a salirme con la mía, así que respiré profundo y le besé en la boca. Lo demás es historia, soy gay desde los 17 años.

Hola,

Me llamo Naty. Nací y crecí en la iglesia evangélica del barrio del pilar. He tenido una buena infancia, con otras dos hermanas, papá y mamá. Hombre, no te voy a mentir, la iglesia tenía muchísimas normas de cómo vestirme, comportarme, moverme, hablar y de todo. Había reglas para todo. Pero como había nacido ahí, tampoco es que me molestase. Pero me hice adolescente y con mis amigas del mundo de vez en cuando tenía pijamadas. En una de ellas queríamos aprender a besar, así que nos pusimos a practicar unas con otras. Aprendimos a besar con 12 años y a mí me gustaba mucho besar. Pero claro, sabía que era para besar a chicos. Con 16 años me eché un novio de la iglesia. Me trató bien al principio, era un príncipe. Un príncipe muerto por dentro. De cristiano tenía tanto como yo, el nombre y poco más. Cuando me rompió el corazón tras abusar de mí, decidía alejarme de los chicos en general. Todos los hombres son iguales y mis dos hermanas han tenido tantos o más problemas que yo. Se lo conté a una de las amigas de mi pijamada, y que era amiga de verdad tras 5 años, y acabamos besándonos. Nunca antes y nunca después me había sentido tan amada. ¿Qué quieres que te diga? Desde entonces soy lesbiana, me gusta y no pienso cambiar.

Comencemos por el principio, vamos a acotar un poco. Como este tema es tan gigante no puedo ni me va a dar tiempo a explorar los que dicen que quieren cambiarse de sexo, transgénero, bisexuales o sexualidad fluida. Hoy voy a concentrar todo mi esfuerzo y Biblia para arrojar algo de luz sobre este tema.

Como dije antes, la homosexualidad se suele pintar en las iglesias en blanco y negro, pero es un tema tan, tan, tan complejo como las personas que se declaran así. Es como si yo dijera “Los que no creen en los dones del espíritu se van al infierno”. Pues eso puede ser mi opinión, pero no es una doctrina bíblica.

Así que antes de entrar en el tema, quiero que te prepares mentalmente. Intenta dejar atrás todos los conceptos que tengas sobre la homosexualidad. Todas las nociones preconcebidas sobre si es natural o no es natural, si es pecado o no es pecado. Intenta tener la mente abierta porque vamos a explorar el tema desde su base hasta su conclusión.

1. El origen

Vamos con el origen de la homosexualidad. La primera cosa que tienes que saber es que es tan antigua casi como la humanidad. No es una cosa de moda pasajera que ahora está, pero antes no existía. No es algo “moderno” tampoco como dicen los partidos progresistas. El primer acto homosexual del que tenemos algo de sospecha está en Génesis 9:22, algo más de 4,500 años antes de Cristo. Se nos describe que el diluvio ya había cesado y que Noé plantó una viña y se emborrachó y estaba tumbado desnudo en su tienda. Entonces llega Cam, el segundo hijo de Noé y dice la Biblia “y descubrió la desnudez de su padre”. Esto tiene dos interpretaciones: O se acostó su madre, esposa de Noé, o que se acostó con su padre, Noé. Si vamos un poco más abajo al versículo 25 vemos que Noé se despierta, le dicen lo que había hecho Cam y entonces Noé lo maldice con las maldiciones más fuertes que podía decirle. Como de la mujer de Noé no se dice nada pero su enfado es patente, se deduce que Noé fue el violado por su hijo.

Por eso los gays usan como bandera el arco iris, porque el pacto de Dios con Noé se selló tras el diluvio con un arco iris. Y ni un año después de eso, la primera violación homosexual.

Más adelante se nos habla de Sodoma y Gomorra, dos ciudades a las que Dios destruyó por su depravación desde el cielo con granizo ardiente, de ahí la palabra “sodomita”. Pero quiero hacer aquí una cuña: Dios no los destruyó por su sodomía, sino por el clamor de su pecado, que no es mencionado. Eso es una cosa que nosotros creemos porque parece que querían acostarse con los dos ángeles que Dios envió a salvar a Lot, pero Dios ya había condenado a la ciudad antes de que pasase eso. Además, sus hijas tenían prometidos, así que no todos estaban en ese pecado, pero Dios no encontró ni diez justos. Parece que el pecado era más bien la injusticia porque Dios les habría perdonado por diez justos en medio de los pecadores, y no los encontró. Así que cuidado con nuestras deducciones.

Ya luego, en Levítico, hay leyes morales que Dios pone específicas contra el acostarse hombre con hombre, como Levítico 18:22 y Levítico 20:13. Y Pablo también habla de las mujeres en Romanos 1:26 que se acuestan unas con otras. Claro, Pablo había pasado por Lesbos al final de su tercer viaje misionero y se alojó ahí. De ahí viene “lesbiana”. O sea, si hay leyes es que existe el caso. Nadie pone una ley sobre extraterrestres… pues porque no hay. Pero si hay ley, es porque algo está pasando.

Para que veas, no solo esto es más viejo que la parca, es que mucho de la terminología como “sodomita” o “lesbiana”. Incluso en “onanismo” que es lo de masturbarse, se debe a Onán, el hijo de Judá en la Biblia. Además, de ahí viene la primera referencia al “marcha atrás” como método anticonceptivo. Si ya te digo, la Biblia narra todo, todo, todo y no hay nada nuevo bajo el sol.

Así, como puedes ver, esto de la homosexualidad no es tan nuevo ni tan moderno, siempre ha existido y lo que es más, siempre existirá. Lo único que ha cambiado con los tiempos es nuestra reacción.

Homosexuales en LA BIBLIA

La verdad es que en el antiguo testamento los homosexuales lo tenían crudo en el pueblo judío. No es que no hubiera, tanto los griegos con el imperio de Alejandro como los egipcios antes que ellos, todos tenían las relaciones sexuales homo totalmente normalizadas. O sea, ni era sorprendente ni era raro, era algo más. Es decir, las leyes contra la homosexualidad en Levítico convierten a Israel en la excepción, no en la norma. Repito: en todos los pueblos avanzados de la época, se daba la homosexualidad. El pueblo hebreo era la excepción a la norma. ¿Por qué?

Lo primero que ordenó Dios a Adán y Eva fue “Fructificaos y multiplicaos y llenad la tierra” en Génesis 1:28. Por motivos biológicos esto no habría funcionado si le hubiera dado el mandato cultural a una pareja de hombres o de mujeres. Desde el principio de los tiempos Dios ha creado un orden, un sistema, una forma en la que los temas deberían funcionar, pero las personas insistimos en saltárnoslo siempre que podemos. Y esto no es solo en el tema homosexual. Dios también dice que no debe uno acostarse con una mujer fuera del matrimonio, y la gente va y lo hace. Dios dice que guardes el día de reposo y la gente trabaja tanto el sábado como el domingo. Dios dice que no mintamos y todos hemos mentido. Y el que crea que no, se acaba de mentir a sí mismo. Es decir, Dios tiene un sistema que ha puesto como diseñador y todo lo que sale de ese sistema perfecto le disgusta. Pero, y aquí viene el pero, a Dios no le disgusta más el pecado de acostarse con alguien del mismo sexo más que acostarse con la esposa de otro. No es un pecado imperdonable, no es un pecado capital, no es una mancha imborrable en tu historial de pecados. No es más ni menos, pero ya volveremos a este tema.

¿Es la homosexualidad una condición, una identidad o una decisión?

Si la homosexualidad fuera un desvío, una aberración, una enfermedad o síntoma, podría afectar a cualquiera, ser contagioso o ser tratable con fármacos. Dado que antiguamente se creía esto, muchos de los pobres han sufrido experimentos y maltratos a manos de gente que pensaba “curarles” entre comillas, con electrocuciones, radioterapia, shock, etc. De hecho, el Ché Guevara intentó curar a los homosexuales en Cuba metiéndolos en campos de concentración donde arriba ponía “el trabajo os hará hombres”. Muchos hombres y algunas mujeres murieron en esos campos de concentración. También los nazis encerraron a todos los gays que pillaban junto con los judíos y los masacraban sin distinción de si eran alemanes o no.
No, la homosexualidad no es una condición, no es una enfermedad, no es un síntoma ni nada de eso. No voy a insistir mucho en el tema. Esto se creía desde hace la tira de años hasta 1980 prácticamente.

¿Será que es una identidad? Desde 1980 hasta 2019 los homosexuales han estado predicando que su identidad sexual está definida desde el nacimiento, es una inclinación genética igual que tener ojos marrones o azules. Puede que nazcas así o puede que no.

Ya en 2013, 2014 y 2015 salieron tres estudios superinteresantes por una universidad de Noruega, Australia y EE.UU en las que se investigaron estas reclamaciones de la identidad. La mejor forma de investigar si la homosexualidad era investigar a las parejas de gemelos y sus sexualidades.

El resultado fue asombroso: Solo el 7% de los chicos con un gemelo gay se declaraban gays también. Y 14% en el caso de las chicas. Y a esto, los mismos investigadores, dijeron que había que restar el efecto “simpatía” de los gemelos. Repito: solo entre 7-14% de los gemelos que tenían un hermano o hermana gay, se declaraban gays también. O sea, que no podía ser algo genético, porque evidentemente los gemelos todos tienen exactamente los mismos genes, edad, educación, etc.

O sea, no es una enfermedad ni es un tema de identidad o de genética. Entonces ¿qué es la homosexualidad? Pues la tercera opción: la homosexualida es una decisión. Algunas veces es una decisión forzada, a veces es premeditada, a veces viene desde la infancia, a veces es circunstancial y mil causas más, pero no podemos negar que es una decisión.

De hecho, dije que antes se creía que era genético, hasta 2019. Hace 8 semanas el periódico “El País”, el “20 Minutos” y demás periódicos progresistas y pro-gays sacaron la conclusión de otro macroestudio sobre genética que buscaban el gen “gay” o algún marcador para “predisposición gay” y… no lo encontraron. Ya digo, hace solo 2 meses estos geneticistas dieron la razón a los estudios de gemelos de los 3 países que antes mencioné.

O sea, realmente la homosexualidad, la tomes por donde la tomes, no es enfermedad ni identidad ni de nacimiento. Es una decisión. Y es una decisión, tendrá sus pros y sus contras, sus a favor y sus consecuencias. Y en la iglesia, una decisión semejante acarrea una serie de consecuencias, pero también nos presenta a los cristianos una serie de retos sobre como tratarlos. Una pausa musical y vamos a ello

¿Cómo tratarlos?

Hemos establecido que la homosexualidad no es algo moderno, sino que es antiguo como el sol. Hemos establecido también que declararse gay es una decisión, no una cuestión de enfermedad o identidad. Si te acabas de incorporar, pídele a Dynamis Radio el audio del programa.

Ahora viene un poco la parte que todos los que votasteis la semana pasada estabais esperando: ¿Cómo debemos los cristianos tratar a los que se declaran homosexuales? ¿Qué dice Jesús sobre ellos? ¿Cuál debería ser nuestra reacción?

AMAR AL PECADOR, pero rechazar el pecado

Esta es la frase más usada para estos casos, pero es una frase que a la vez choca con todo el colectivo. Si dices amar a la persona, pero rechazas su estilo de vida… ¿no es mutuamente excluyente? ¿No es una contradicción? Es como decir: Amo España pero rechazo a los españoles. Amo a los toreros, pero rechazo los toros. O sea, cuando lo digo así suena ridículo, ¿verdad? Es como algunos cristianos que dicen “amo a Jesús pero rechazo el antiguo testamento” o “amo el amor de Dios pero rechazo su justicia”. Es totalmente incorrecto.

Pero a la vez, aunque parezca una locura, es correcto, pero no para nosotros. Nosotros somos humanos y nos equivocamos, pero Dios es perfecto y no se equivoca. Dios ama a las personas, pero destruyó el 99% de la humanidad en el diluvio. Hizo un pacto con Moisés pero permitió que, por rebeldes, toda una generación muriera en el desierto y fueran sus hijos los que llegaron a la tierra prometida. Dios es el único que sabe separar el trigo de la cebada, el único capaz de sacar una gota de agua dulce de un mar salado.

O sea, esta frase, que es una paráfrasis de Judas 1:22-23, aplica sobre todo a Dios y su juicio y conocimiento perfecto, no el nuestro imperfecto. Mejor no lo uses como excusa.

¿Cómo trató Jesús con los homosexuales? ¿Y su iglesia?

En todos los evangelios no hay menciones de Jesús tratando directamente con ellos o hablando de ellos o con ellos, pero sí hay varios textos indicativos.  En Mateo 19:3 los fariseos le preguntan a Jesús si pueden divorciarse, y Jesús contesta con versículos de Génesis sobre que el hombre y la mujer se unirán y serán una sola carne. Es decir, Jesús no contemplaba el matrimonio homosexual como tal, sino que cita el antiguo testamento. Jesús mismo vino a cumplir la ley en su totalidad, no lo olvidemos. Pero cuando le trajeron a una mujer infiel, que merecía ser apedreada según la ley de Moisés, igual que un homosexual, Jesús le dijo “yo tampoco te condeno, vete y no peques más”.

Pero antes de profundizar en eso, vamos a ver Mateo 19:12 “Pues algunos son eunucos porque nacieron así; a otros los hicieron así los hombres; y otros se han hecho así por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte.”

La referencia de Jesús a los eunucos que nacieron como tales ha sido interpretada por algunos comentaristas como si tuvieran que ver con la orientación homosexual; Clemente de Alejandría, por ejemplo, cita en su libro «Stromata» (capítulo III,1,1) una interpretación anterior de Basílides de que algunos hombres, desde que nacen, son naturalmente reacios a las mujeres y no deberían casarse. «La primera categoría -los eunucos que lo han sido desde su nacimiento- es la descripción más cercana que tenemos en la Biblia de lo que hoy entendemos como homosexual». Pero como dicen 3 estudios de gemelos y los genetistas citados en “El País” vimos antes, los gays no nacen, se hacen, se deciden.

O sea, puedo decirlo más alto, pero no más claro. Ser gay es una decisión y la Biblia en todos los textos indica que vivir de esa manera es pecado. PERO, PERO, PERO! Tengo un gran PERO. Vivir de esa manera es pecado.

Un pastor de EE.UU dijo a su congregación: “Me siento atraído por los hombres, pero como sé que es pecado he decidido no casarme. Ni con hombre ni con mujer. Seré soltero para Cristo”. Me pareció de lo más valiente que se ha dicho desde un púlpito. ¿Por qué? Porque si fuera cualquier otro pecado nos parecería bien. Déjame cambiar la frase:

“Me siento atraído por la bebida, pero como sé que es pecado, he decidido no beber. Ni whisky ni ron. Seré abstemio para Cristo”. Si te das cuenta he repetido la misma frase cambiando el contenido. Al pastor que dijo lo de la bebida, le aplaudieron. Al que dijo lo de la homosexualidad, le echaron. ¡Qué bárbaro! Menuda panda de hipócritas paganos somos a veces, menudos dobles raseros ponemos o imponemos.

Ayer fui a jugar mi partido de fútbol de la semana y le lancé la pregunta a todos los que juegan conmigo y con las animadoras, que son todo gente de iglesia. Les pregunté “¿Cómo creéis que trata la iglesia a los homosexuales del 1 al 10?” La mayoría dijo que la iglesia les trata mal pero que ellos les tratarían bien. Supongo que mis amigos son algo menos hipócritas porque reconocen que su iglesia falla, incluso con ellos compensando.

Y ahí está la clave. Si escuchaste los comentarios de antes habrás oído que todos surgieron de contextos más complejos o de una decisión espontánea de otra persona. Son gente que está HARTA, HARTA del rechazo, faltos de amor por todas partes, necesitados de un buen abrazo o cariño. Tal vez no todos, pero la gran mayoría.

Si la iglesia en vez de ser un lugar de abrazos y amor es un lugar de rechazo más, no somos distintos de cualquier grupo homófobo como el Ché Guevara o Adolf Hitler. No vamos a matarlos físicamente, está claro, pero vamos a matarlos poco a poco en su interior, marchitándoles hasta que no quede nada.

El gran error de muchos cristianos es creer que podemos cambiar a las personas. ¡No podemos! ¡No es nuestra labor! Al intentar “cambiar” a un gay estamos usurpando la posición del Espíritu Santo, que es quien toca los corazones y convence de justicia, verdad y pecado. Es por esa cabezonería nuestra que les asustamos.

¿Significa eso que debemos aceptar su pecado? Claro que no, ni el de ellos ni el de nadie. ¿Debemos juzgarlo? No, solo debemos orarlo. La Biblia ya les juzga y no es necesario que nosotros sumemos más peso. Y lo que tengan que cambiar, que lo cambie Dios. Ojalá nuestras iglesias se llenen de homosexuales buscando el verdadero amor de Dios… y lo encuentren. Si Dios los cambia, genial. Si Dios no los cambia pero, como el pastor, deciden simplemente ser solteros, eunucos para Cristo, como el mismo Jesús dice, entonces gloria a Dios.

¿Cómo trato a mi amigo gay?

Muchos de nosotros tenemos amigos o amigas abiertamente gays. Sin tapujos, sin ocultarlo. Nos lo dicen y saben que somos cristianos. ¿Cómo debemos tratarlos?

Pues esto es fácil: Trátalos normal, como a cualquier otro amigo. Ellos saben quien eres, tú sabes quien son ellos. Así que no tengas temor, no dejes de ser su amigo/a. Como dije, el mayor problema en el colectivo gay es la soledad, el rechazo y el abandono. Si tú también les dejas, eres parte del montón. Sé con ellos o ellas como serías conmigo.

¿Cómo trato a mi hijo/a gay?

Esta es más espinosa. Si tú eres cristiano y tu hijo o hija te viene con este cuento, no temas ni desmayes. Pasa en más familias cristianas de las que te crees lo primero que debes hacer es pensar como ayudar a tu hijo. Hazte varias preguntas a ti mismo, pero no te consumas con ellas:
1) ¿Hay alguna cosa que haya podido hacer que provocó esto? ¿He estado ausente de su vida? ¿No he hablado nunca con ellos sobre sexualidad bíblica?
2) ¿Qué le están diciendo en la escuela? ¿Cómo puedo compensarlo?
3) ¿Cómo puedo tener tiempo de calidad con mi hijo?
Y luego habla con tu hijo. Primero
1) Hijo, la puerta de casa siempre estará abierta. No te rechazo, te amo porque eres primero y ante todo, mi hijo
2) Hija, te apoyaré en todos tus proyectos, estudios y carrera, pero no me pidas que apoye un pecado. Me conoces, sabes que intento cumplir con la voluntad de Dios. Las consecuencias de lo que pase a partir de ahora son decisiones tuyas. Yo seguiré ahí para ti en todo lo demás.
3) ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Alguien te hizo algo?
4) Ora, ora, ora. Solo Dios, solo el Espíritu Santo puede alcanzarle ahora. Así que pide, pide, pide, insiste, hasta que recibas.
5) Dale más cariño aun que antes. Más abrazos, más cariño.
6) No se lo digas a nadie en la iglesia excepto al pastor o consejo de ancianos. El resto de la iglesia puede no ser tan maduro.
7) Que no intente influenciar a sus hermanos físicos

Y sobre todo, no te machaques. Como dije antes, esto es una decisión. Puedes hacer todo bien y puede que tu hijo decida hacer algo malo, pero es decisión de libre albedrío de ellos.

Conclusión

Como ves, ni siquiera he podido tocar un montón de vertientes de todo este tema.

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